Experimentar una o más situaciones estresantes antes de comer una única comida alta en grasa (el tipo de comida que tenemos mayor propensión a comer cuando estamos agotados después de un largo día) ralentiza el metabolismo de tal manera que en un año podrías subir unos 5 kilogramos de peso -en particular, las mujeres-, según se desprende de un estudio publicado en la revista Psiquiatría Biológica. El estrés engorda.
Las mujeres que participaron del estudio y experimentaron uno o más factores de estrés, tales como discusiones con compañeros de trabajo o sus parejas, desacuerdos familiares o con amigos, problemas con los niños o tensiones laborales; quemaron un promedio de 104 calorías menos que las mujeres no estresadas en las siete horas posteriores a comer una comida rica en grasas.
Esta diferencia, que a primera vista puede parecer insignificante, representa un incremento en el peso corporal de unos 5 kilos al año.
Las víctimas del estrés también experimentaron una menor oxidación de las llamadas grandes moléculas de grasa, que con este proceso se convierten en moléculas más pequeñas para ser utilizadas como combustible.
En otras palabras, esto significa que menos grasa se utiliza como combustible y, en lugar de ello, permanece almacenada en nuestro cuerpo.
“La pregunta que nos hacíamos es si el estrés afecta al metabolismo. La respuesta es sí, y la magnitud del efecto es sorprendente,” dice el Dr. Jan Kiecolt-Glaser, de la Universidad de Ohio y autor del estudio.
No es ningún secreto que el estrés hace que muchos de nosotros recurramos a las clásicas comidas elevadas en grasa y azúcares. La comida basura.
Existen estudios que demuestran que las personas que experimentan estrés y otros trastornos del estado de ánimo son más propensas a la obesidad. La razón principal es el abuso de comidas “cómodas” con elevado contenido de grasas y azúcares.
“Sabemos que somos más proclives a comer los alimentos equivocados cuando estamos estresados. Y cuando ésto sucede, aumentar de peso se vuelve más probable porque estamos quemando menos calorías,” agrega Kielcot-Glaser.
La depresión por sí sola no afecta la tasa metabólica, pero depresión combinada con factores estresantes previos llevan a un inmediato aumento pronunciado de los triglicéridos, una forma de grasa que es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.
La obesidad es un problema mundial. Y no ayuda que los seres humanos estén configurados biológicamente para aumentar o mantener el peso, incluso con dietas, ejercicio o cirugía.
“Lo que éste estudio y otros similares demuestran, es que la falta de fuerza de voluntad no es la única causa de obesidad, sino que se trata de un complejo problema biológico,” comenta la Dra. Leslie Heinberg, Director de Servicios de Comportamiento del Instituto Bariátrico y Metabólico de la Clínica Cleveland,
Sin embargo, el impacto del estrés en la obesidad es solo una pequeña fracción de la foto: la mayoría de los aumentos de peso es causada por comer en exceso. Así de simple.
“La buena noticia es que esas 104 calorías extras al día pueden ser compensdas con un paseo de 30 minutos,” señala Heinberg. “Esta actividad física puede significar la diferencia entre un peso estable y el aumento de peso.”
