Si tienes o has tenido algunos kilos de más, es muy probable que te hayas propuesto «quemarla». Decides ejercitar para que esos kilos de grasa se vayan de tu cuerpo.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué sucede con la grasa que pierdes?
Si le preguntas a un médico, a un nutricionista o un entrenador, la gran mayoría te dirá que esa grasa se convierte en energía o calor. Los menos te darán otras respuestas, como que la grasa que quemas se convierte en músculo, o que es evacuada en las heces, la orina y/o el sudor.
Sin embargo, esas respuestas violan una ley física muy importante.
Haz un poco de memoria hacia aquellas clases de física de la escuela donde enseñaban que «la energía no se crea ni si destruye, se transforma«. También recuerda la famosa ecuación de Albert Einstein: E = m·c2 que señala la equivalencia de la energía con la masa.
Con esta información podemos darnos cuenta que la masa (grasa, en este caso) no se crea ni se destruye, pero sí puede transformarse.
Los distintos átomos que conforman las células grasas tienen que estar por algún lado. ¿Dónde?
¿La Grasa Que Quemamos, Desaparece?
Esta misma pregunta se la hizo el físico australiano Ruben Meerman cuando perdió 15 kilos de grasa corporal. Junto con el profesor e investigador especializado en lípidos Andrew Brown de la Universidad de Nueva Gales del Sur pudieron encontrar una sorprendente respuesta.
El resultado de la investigación de ambos se publicó en el British Medical Journal bajo el título Cuando alguien pierde peso, ¿dónde va la grasa? [inglés], y señala que la grasa realmente se quema, pero lo hace atravesando un complejo proceso bioquímico.
Ambos investigadores comenzaron con la conocida fórmula química que describe lo que sucede cuando se quema una molécula de triglicéridos (la grasa predominante en el cuerpo humano):
C55H104O6 + 78 O2 -> 55 CO2 + 52 H2O + energía.
Esto significa que cuando se quema una molécula de triglicéridos (C55H104O6) el resultado es dióxido de carbono (CO2), agua (H20) y energía. Por ejemplo, para la oxidación («quema») de 10 kilos de grasa se necesitan 29 kilos de oxígeno, y eso produce 28 kilos de dióxido de carbono y 11 kilos (o litros) de agua.
El resultado principal alcanzado por Meerman y Brown indica la proporción de masa (grasa) que terminó transformada en dióxido de carbono, en comparación con la que se transformó en agua:
Por cada kilo de grasa que se quema, el 84% se transforma en dióxido de carbono y el 16% se transforma en agua.
Exhalamos La Grasa Que Quemamos
Sí. La mayor parte de la grasa que quemamos se va de nosotros al exhalar, transformada en dióxido de carbono.
El dióxido de carbono es uno de los gases más abundantes del planeta. Si quieres sentirte mejor al perder peso, debes saber que ayuda a las plantas a hacer la fotosíntes (y si te quieres sentir mal, debes saber que contribuye al calentamiento global).
La pequeña cantidad de agua (en proporción) generada al quemar grasa se elimina a través de la orina, el sudor y otros fluidos corporales.
Conclusión
El estudio de Meerman y Brown permite echar luz sobre la confusión e ignorancia que reinaba -incluso entre médicos, nutricionistas y entrenadores- sobre el proceso metabólico de la pérdida de peso.
La mayoría de la gente creía que la grasa se convierte en energía o calor, pero eso sencillamente viola la ley de conservación de la masa. Otros creían que los metabolitos de la grasa se evacuaban en las heces o se convertían en músculo.
Sin embargo, la realidad es que la grasa que perdemos se transforma en gran parte (84%) en dióxido de carbono que exhalamos a la atmósfera, y en una pequeña parte (16%) en agua que eliminamos a través de la orina, el sudor y otros fluidos corporales.
Entonces, ¿quieres perder peso? Exhala más a menudo. Si lo piensas, verás que exhalas con mayor frecuencia cuando ejercitas.